Se han escrito muchos artículos, sobre todo muchos posts, sobre "Los 10 errores más
comunes de usabilidad". Algunos errores comunes en el diseño web tiene su
origen en centrar los esfuerzos en el diseño visual de la interfaz dejando atrás aspectos básicos como
la utilidad de la web o la navegación en ella; otros errores proceden de crear
el sitio web sin contar con sus usuarios potenciales para conocer qué esperan
de un producto, cómo entienden ellos la estructura de los contenidos y qué
vocabulario usan para refererirse a distintos conceptos. Esta vez vamos a
escribir en positivo y en lugar de hablar de errores vamos a hacerlo sobre
buenas prácticas, indicando 6 aspectos que un sitio web o una aplicación deben
tener en cuenta al enfrentarse a un diseño o un rediseño:
1- Mostrar la utilidad. Indicar
de forma clara y directa qué se puede hacer en el sitio web o aplicación, para
qué sirve, y hacerlo sin que el usuario deba registrarse previamente es
fundamental, pues esa barrera será suficiente para perder rápidamente visitas
2- Diseñar la navegación. El
sitio web debe estar sustentado en una arquitectura de la información bien planificada
que permita navegar en él de forma fluida, con menús comprensibles y un sistema
de búsqueda eficiente. Esta navegación debe ser igual de fluida desde un
ordenador que desde un dispositivo móvil, por lo que un diseño
"responsive" ya no es sólo algo planteable, sino algo totalmente
exigible.
3- Escuchar la voz del cliente. En un entorno online se pierde la interacción del cara a cara con los
usuarios y se deben buscar alternativas para conocer su opinión y sus
expectativas. Las herramientas de analítica web son una forma indirecta de
conocer el comportamiento de los usuarios, pero tienen la limitación de
presentar sólo la información de aquellos que han entrado al sitio web y han
permanecido en él, y todo lo que se obtiene de estas herramientas es la
interacción realizada por el usuario en el sitio. Para complementarlas existen
técnicas que nos acercan a las personas, por ejemplo encuestas, entrevistas y
focus group, más propias de las ciencias sociales, y muy útiles para incorporar
en el diseño y rediseño de sitios web y apps.
4- Hablar como habla el usuario. El vocabulario que se use debe ser el que conocen los usuarios y no tiene
por qué coincidir con el que usan los propietarios de la web o app, de lo
contrario se generarán confusiones en el significado de los términos; esta
medida favorece al mismo tiempo al SEO ya que los buscadores indexan las
palabras de la web y las usan para localizar los sitios cuando alguien las
teclea en su buscador
5- Apostar por el engagement: la competencia entre sitios
web es muy alta y un simple clic hará que un usuario abandone un sitio para ir
a otro; en un escenario así, cautivar al usuario es indispensable, y para ello
se pueden hacer uso de distintas técnicas como las de fidelización, la
presencia en redes sociales o los espacios de participación.
6- Revisar, testear, revisar de nuevo y volver a
testear. No sólo se debe ser cuidadoso en la veracidad y
actualidad de los contenidos del sitio web, en la ortografía o en el estilo de
redacción usado, también los elementos de interacción son de vital importancia
en la experiencia que viven los usuarios del sitio o app. Por ejemplo los links
que no llevan a ningún sitio web son un típico caso de lo que frustra a los
usuarios y les hacen quedarse con una mala imagen del sitio; otro ejemplo son
los formularios en los que los campos no dejan claro cómo deben ser rellenados,
y en lugar de ayudar a reparar el error se borra la información introducida y
hay que rellenarlos de nuevo. Una revisión por parte del equipo de diseño puede
evitar muchos de estos errores “técnicos”, pero un test realizado con usuarios
reales dará con otros muchos errores que los propios diseñadores no habrán
localizado y que tendrán más que ver con el modelo mental de los usuarios –que nunca
es el del propietario del sitio web ni el del equipo de diseño- y sus
expectativas.
Estos errores que hemos ido mencionando son
totalmente evitables, ¿cómo? Contando con profesionales de la UX (user experience) que conozcan y apliquen
los criterios y técnicas de diseño de productos usables, y las herramientas de
evaluación de la usabilidad.
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